Si alguien no vio el caos desatado en la Tribuna Ámsterdam, difícilmente haya creído lo que le contaban. ¿Porteros agredidos, robos a granel y armas en la tribuna? ¿Cómo podía ser cierto que alguien considerara una buena idea tirar una garrafa de 13 kilos hacia un grupo de policías? No era posible. Debían estar exagerando.
Pero lo inverosímil volvió a materializarse en un escenario deportivo. Los violentos volvieron a demostrar que mandan en el fútbol
protagonizando una tarde que quedará grabada en la historia negra del deporte nacional. Por su culpa, el partido más esperado debió suspenderse antes de empezar por falta de garantías, lo que dejó en evidencia que queda tanto trabajo por hacer en materia de seguridad, que es difícil imaginarlo.Repasemos todos los pasos de un incidente que terminó con decenas de detenidos, brindó postales nefastas y se ganó un espacio en todos los medios deportivos del planeta.
Impresentable
Los mensajes anti violencia arrojados durante la semana previa al clásico se desvanecieron como el humo. Como era previsible, los comunicados y las campañas no tuvieron efecto sobre los delincuentes que invariablemente se cuelan entre los hinchas que solamente quieren alentar a su equipo y ver el partido.
Todo comenzó transcurriendo con normalidad. Los parciales aurinegros ingresaban a la Ámsterdam tras someterse a las revisiones de los miembros de la seguridad privada, que eran atentamente observados por los efectivos policiales.
Ya con miles de personas dentro de la cabecera de Peñarol, empezaron a producirse los incidentes. Primero, hubo varios vendedores robados por grupos de delincuentes. Luego vino lo peor: fueron agredidos los trabajadores del personal de recaudación, situados en las puertas de ingreso.
Desde la parte alta del estadio llovían sobre ellos latas, butacas y hasta una garrafa, lo que evidentemente determinó la decisión de retirarse de allí y cerrar las puertas, impidiendo el ingreso de miles de personas que aún estaban afuera con su entrada, esperando para ingresar.
Claro, allí comenzaron las corridas en la parte exterior del Centenario, donde hubo varias peleas y detenciones, que se sumaron a las múltiples que se había producido antes de los incidentes (de hecho, circula la versión que la detención de algunos cabecillas de la barra generó los problemas). Lentamente, el lugar fue evacuado por los vastos grupos de efectivos policiales.
Mientras tanto, el inicio del partido se postergaba mientras las reuniones se sucedían dentro del templo mayor del fútbol para determinar los pasos a seguir.
Los mensajes anti violencia arrojados durante la semana previa al clásico se desvanecieron como el humo. Como era previsible, los comunicados y las campañas no tuvieron efecto sobre los delincuentes que invariablemente se cuelan entre los hinchas que solamente quieren alentar a su equipo y ver el partido.
Todo comenzó transcurriendo con normalidad. Los parciales aurinegros ingresaban a la Ámsterdam tras someterse a las revisiones de los miembros de la seguridad privada, que eran atentamente observados por los efectivos policiales.
Ya con miles de personas dentro de la cabecera de Peñarol, empezaron a producirse los incidentes. Primero, hubo varios vendedores robados por grupos de delincuentes. Luego vino lo peor: fueron agredidos los trabajadores del personal de recaudación, situados en las puertas de ingreso.
Desde la parte alta del estadio llovían sobre ellos latas, butacas y hasta una garrafa, lo que evidentemente determinó la decisión de retirarse de allí y cerrar las puertas, impidiendo el ingreso de miles de personas que aún estaban afuera con su entrada, esperando para ingresar.
Claro, allí comenzaron las corridas en la parte exterior del Centenario, donde hubo varias peleas y detenciones, que se sumaron a las múltiples que se había producido antes de los incidentes (de hecho, circula la versión que la detención de algunos cabecillas de la barra generó los problemas). Lentamente, el lugar fue evacuado por los vastos grupos de efectivos policiales.
Mientras tanto, el inicio del partido se postergaba mientras las reuniones se sucedían dentro del templo mayor del fútbol para determinar los pasos a seguir.
“Podría haber muerto alguien”
Jorge García, trabajador de recaudación que estuvo en el lugar de los hechos, relató: “Estábamos en una de las puertas, la número 7, cuando nos empezó a caer de todo. Llovió de todo, latas de coca cola, piedras y hasta una garrafa que tiraron desde la tribuna y que no mató a nadie por un tema de puntería”.
Cuando las cosas se calmaron un poco, la policía dijo que daba las garantías para que los empleados volvieran a sus puestos de trabajo. “Quisimos volver a habilitar las puertas, pero sucedió lo mismo. Nos tiraron de todo. Otra vez nos llegó una andanada de proyectiles, botellas y ahí clausuramos todas las puertas y nos retiramos. Estábamos arriesgando la vida y optamos por retirarnos”.
José Luis Otero, responsable del gremio de funcionarios de recaudación, también brindó su visión de los hechos: “Para hacer un resumen, hubo agresiones desde dentro del Estadio hacia los compañeros de la puerta 7. Desarmaron puestos y se los tiraron, incluso una garrafa de 13 kilos perdiendo gas que pudo haber causado un desastre. Fue una locura total. Pasó lo mismo en la puerta 9”.
Continuó: “Luego nos pusimos a resguardo. La policía nos dio las garantías para volver a la puerta 10, pero más adelante nos dio la orden de irnos porque no estábamos seguros. “No están dadas las condiciones para que regresen los funcionarios de recaudación. Eso está claro”.
Respecto a una eventual suspensión, que aún no se había materializado, dijo: “No se sabe que va a pasar con la gente que quedó afuera de la Ámsterdam, y eso preocupa sobremanera. Están dadas las condiciones para que se suspenda, pero hay que evaluar las consecuencias de que eso suceda. Más allá de algunos incidentes de gente que está adentro, que esta vez ingresó con entradas compradas. Lo ideal sería que se juegue. No podría medir lo que puede suceder en caso que el partido se suspenda”.
Jorge García, trabajador de recaudación que estuvo en el lugar de los hechos, relató: “Estábamos en una de las puertas, la número 7, cuando nos empezó a caer de todo. Llovió de todo, latas de coca cola, piedras y hasta una garrafa que tiraron desde la tribuna y que no mató a nadie por un tema de puntería”.
Cuando las cosas se calmaron un poco, la policía dijo que daba las garantías para que los empleados volvieran a sus puestos de trabajo. “Quisimos volver a habilitar las puertas, pero sucedió lo mismo. Nos tiraron de todo. Otra vez nos llegó una andanada de proyectiles, botellas y ahí clausuramos todas las puertas y nos retiramos. Estábamos arriesgando la vida y optamos por retirarnos”.
José Luis Otero, responsable del gremio de funcionarios de recaudación, también brindó su visión de los hechos: “Para hacer un resumen, hubo agresiones desde dentro del Estadio hacia los compañeros de la puerta 7. Desarmaron puestos y se los tiraron, incluso una garrafa de 13 kilos perdiendo gas que pudo haber causado un desastre. Fue una locura total. Pasó lo mismo en la puerta 9”.
Continuó: “Luego nos pusimos a resguardo. La policía nos dio las garantías para volver a la puerta 10, pero más adelante nos dio la orden de irnos porque no estábamos seguros. “No están dadas las condiciones para que regresen los funcionarios de recaudación. Eso está claro”.
Respecto a una eventual suspensión, que aún no se había materializado, dijo: “No se sabe que va a pasar con la gente que quedó afuera de la Ámsterdam, y eso preocupa sobremanera. Están dadas las condiciones para que se suspenda, pero hay que evaluar las consecuencias de que eso suceda. Más allá de algunos incidentes de gente que está adentro, que esta vez ingresó con entradas compradas. Lo ideal sería que se juegue. No podría medir lo que puede suceder en caso que el partido se suspenda”.
“Se tornó insostenible”
La perspectiva de la Asociación Uruguayo de Fútbol mientras los problemas estaban en marcha la brindó Edgar Ten Hoever, de la Comisión de Seguridad.
“Varios vendedores fueron robados. Luego empezaron a agredir a los porteros, a los que incluso les tiraron una garrafa, aunque suene increíble. El personal de recaudación optó por retirarse, al igual que la seguridad privada. Se cerraron las puertas, por lo que no podrá ingresar más gente a esta tribuna. No sabemos si están dadas las condiciones para que se dispute el partido”, aviso.
“Se habilitó y deshabilitó las puertas de la Ámsterdam en múltiples oportunidades. Clausuraron las puertas tras las agresiones. La policía evacuó a las personas fuera de la Ámsterdam”, agregó.
Poco después, quedó resuelta la reunión de la que participaron dirigente de AUF y de los grandes, miembros de la policía, los árbitros y otros encargados de seguridad. Mario Layera, Director Nacional de Policía, informó que “no están dadas las condiciones para que se juegue el partido. Se evaluó la posibilidad de evacuar solamente la Ámsterdam, pero no había certezas de que esa medida pudiera realizarse con éxito”.
Al enterarse de que las condiciones no estaban dadas para jugar con normalidad, Leodán González, quien dirigiría su primer clásico, procedió a suspender oficialmente el partido.
“La situación se tornó insostenible, y el director nacional de policía dijo que las garantías no estaban dadas para disputar el encuentro”, dijo Ten Hoever una vez tomada la decisión. “Viendo todo lo que pasó, está claro que el partido debió jugarse a puertas cerradas”, agregó.
La perspectiva de la Asociación Uruguayo de Fútbol mientras los problemas estaban en marcha la brindó Edgar Ten Hoever, de la Comisión de Seguridad.
“Varios vendedores fueron robados. Luego empezaron a agredir a los porteros, a los que incluso les tiraron una garrafa, aunque suene increíble. El personal de recaudación optó por retirarse, al igual que la seguridad privada. Se cerraron las puertas, por lo que no podrá ingresar más gente a esta tribuna. No sabemos si están dadas las condiciones para que se dispute el partido”, aviso.
“Se habilitó y deshabilitó las puertas de la Ámsterdam en múltiples oportunidades. Clausuraron las puertas tras las agresiones. La policía evacuó a las personas fuera de la Ámsterdam”, agregó.
Poco después, quedó resuelta la reunión de la que participaron dirigente de AUF y de los grandes, miembros de la policía, los árbitros y otros encargados de seguridad. Mario Layera, Director Nacional de Policía, informó que “no están dadas las condiciones para que se juegue el partido. Se evaluó la posibilidad de evacuar solamente la Ámsterdam, pero no había certezas de que esa medida pudiera realizarse con éxito”.
Al enterarse de que las condiciones no estaban dadas para jugar con normalidad, Leodán González, quien dirigiría su primer clásico, procedió a suspender oficialmente el partido.
“La situación se tornó insostenible, y el director nacional de policía dijo que las garantías no estaban dadas para disputar el encuentro”, dijo Ten Hoever una vez tomada la decisión. “Viendo todo lo que pasó, está claro que el partido debió jugarse a puertas cerradas”, agregó.
Ataques contra ómnibus
Otro hecho trascendente es que se encontró un arma de fuego dentro de la Tribuna Ámsterdam, lo que evidentemente es motivo de preocupación y una nueva muestra de la ineficacia de los cacheos realizados por la seguridad privada. Al respecto, Mario Layera señaló: “No tenemos confirmado eso. Hay información al respecto, pero nada confirmado”.
Lo que también sucedió pocas horas después de la suspensión del clásico fueron los ataques contra ómnibus, tristemente frecuentes cuando hay fútbol. De hecho, las cooperativas de transportes decidieron parar luego de que se registraran pedreas contra algunas unidades. Incluso algunas de ellas fueron atacadas a balazos en las inmediaciones de 8 de Octubre y Centenario, según informó Subrayado.
En definitiva, una penosa tarde volvió a vincularse al fútbol, que reclama cambios inmediatos para evitar que los violentos sigan ganando terreno. Ojalá no sea demasiado tarde.
Otro hecho trascendente es que se encontró un arma de fuego dentro de la Tribuna Ámsterdam, lo que evidentemente es motivo de preocupación y una nueva muestra de la ineficacia de los cacheos realizados por la seguridad privada. Al respecto, Mario Layera señaló: “No tenemos confirmado eso. Hay información al respecto, pero nada confirmado”.
Lo que también sucedió pocas horas después de la suspensión del clásico fueron los ataques contra ómnibus, tristemente frecuentes cuando hay fútbol. De hecho, las cooperativas de transportes decidieron parar luego de que se registraran pedreas contra algunas unidades. Incluso algunas de ellas fueron atacadas a balazos en las inmediaciones de 8 de Octubre y Centenario, según informó Subrayado.
En definitiva, una penosa tarde volvió a vincularse al fútbol, que reclama cambios inmediatos para evitar que los violentos sigan ganando terreno. Ojalá no sea demasiado tarde.
¿QUÉ DIJO EL MUNDO SOBRE LO SUCEDIDO EN EL CLÁSICO?
Varios medios internacionales se refirieron a los lamentables hechos que tuvieron lugar durante la tarde de la víspera. Uno de ellos fue el diario deportivo Marca, el más popular de España.
Bajó el título “El Clásico uruguayo se suspende por culpa de actos violentos”, escribe que “La violencia ha vuelto a apoderarse del fútbol en Uruguay y el Nacional-Peñarol se tuvo que suspender antes de que se iniciase. La Policía encargada de velar por la seguridad en el Estadio Centenario de Montevideo, escenario este domingo del clásico por excelencia entre Nacional y Peñarol, encontró un arma de fuego en la Ámsterdam, una de las tribunas del estadio donde se ubicaban los seguidores aurinegros”.
“No fue el único incidente, puesto que varios funcionarios de recaudación fueron agredidos y se retiraron de las puertas de acceso. También robaron a los vendedores en esa zona del estadio, lo que hizo que la policía interviniese después de que también arrojasen desde dentro del estadio garrafas de gas de hasta 13 kilos. Al no cumplirse las normas mínimas de seguridad la policía tuvo que suspender el encuentro, cuando los dos equipos habían calentado en el terreno de juego sin apenas público en las gradas”, finaliza.
Bajó el título “El Clásico uruguayo se suspende por culpa de actos violentos”, escribe que “La violencia ha vuelto a apoderarse del fútbol en Uruguay y el Nacional-Peñarol se tuvo que suspender antes de que se iniciase. La Policía encargada de velar por la seguridad en el Estadio Centenario de Montevideo, escenario este domingo del clásico por excelencia entre Nacional y Peñarol, encontró un arma de fuego en la Ámsterdam, una de las tribunas del estadio donde se ubicaban los seguidores aurinegros”.
“No fue el único incidente, puesto que varios funcionarios de recaudación fueron agredidos y se retiraron de las puertas de acceso. También robaron a los vendedores en esa zona del estadio, lo que hizo que la policía interviniese después de que también arrojasen desde dentro del estadio garrafas de gas de hasta 13 kilos. Al no cumplirse las normas mínimas de seguridad la policía tuvo que suspender el encuentro, cuando los dos equipos habían calentado en el terreno de juego sin apenas público en las gradas”, finaliza.
LAS REDES ARDIERON
Evidentemente, las redes sociales no tardaron en hacerse eco de lo que estaba sucediendo en el Estadio Centenario. De hecho, allí se volvieron virales algunas imágenes y videos que dejaron en claro la locura que reinó durante un rato en la Tribuna Ámsterdam.
En una secuencia de unos pocos segundos, pudo verse el momento exacto en que un hincha de Peñarol arrojaba la garrafa hacia la vereda, rodeado de personas que lo miraban como si fuera lo más normal del mundo. Él y quienes lo rodeaban tenían el rostro tapado para impedir que fueran identificados por las autoridades.
Otra de las imágenes que sorprendió a todo el mundo fue una en que pudo verse a un hombre con una pala de obra (sí, leyó bien) en plena tribuna, procurando sacar de raíz una butaca para tener un elemento con que agredir. Entre muchas otras cosas, la imagen es claro testimonio de lo ineficaz que fueron las revisiones.
En una secuencia de unos pocos segundos, pudo verse el momento exacto en que un hincha de Peñarol arrojaba la garrafa hacia la vereda, rodeado de personas que lo miraban como si fuera lo más normal del mundo. Él y quienes lo rodeaban tenían el rostro tapado para impedir que fueran identificados por las autoridades.
Otra de las imágenes que sorprendió a todo el mundo fue una en que pudo verse a un hombre con una pala de obra (sí, leyó bien) en plena tribuna, procurando sacar de raíz una butaca para tener un elemento con que agredir. Entre muchas otras cosas, la imagen es claro testimonio de lo ineficaz que fueron las revisiones.
“NO ESTABAN DADAS LAS CONDICIONES”
El encargado de oficializar que el partido no se jugaba era Leodán González, quien no pudo dirigir el primer clásico de su carrera por culpa de los conocidos incidentes.
El árbitro contó cómo se enteró que el fútbol no tendría lugar: “El jede de policía Sr. Layera, me manifestó que no estaban dadas las condiciones para jugar el partido por los problemas en la tribuna Amsterdam. Tomamos la decisión exclusivamente por el informe técnico del Ministerio del Interior. Nosotros procedimos a suspender, nada más…”.
El encargado de oficializar que el partido no se jugaba era Leodán González, quien no pudo dirigir el primer clásico de su carrera por culpa de los conocidos incidentes.
El árbitro contó cómo se enteró que el fútbol no tendría lugar: “El jede de policía Sr. Layera, me manifestó que no estaban dadas las condiciones para jugar el partido por los problemas en la tribuna Amsterdam. Tomamos la decisión exclusivamente por el informe técnico del Ministerio del Interior. Nosotros procedimos a suspender, nada más…”.
“Más que nunca hay que terminar el torneo”
Nacional y Danubio tienen diferentes puntos de vista sobre lo que debe pasar con la continuidad del torneo.
Por el lado de los albos, la posición manifestada a través de su presidente Cr. José Luis Rodríguez fue la de seguir el torneo y no jugar el clásico a puertas cerradas: “Más que nunca el campeonato debe terminar. No terminar un campeonato uruguayo que empezó seria darle la razón a quienes piensan que vengo, hago desmanes y el campeonato no termina. Nacional no está de acuerdo con jugar a puertas cerradas. Jugar a puertas cerradas es decirle a la hinchada de Nacional, como otros no se comportaron bien, los voy a castigar. Eso, como dirigente, no lo voy a hacer”.
Por el lado de los albos, la posición manifestada a través de su presidente Cr. José Luis Rodríguez fue la de seguir el torneo y no jugar el clásico a puertas cerradas: “Más que nunca el campeonato debe terminar. No terminar un campeonato uruguayo que empezó seria darle la razón a quienes piensan que vengo, hago desmanes y el campeonato no termina. Nacional no está de acuerdo con jugar a puertas cerradas. Jugar a puertas cerradas es decirle a la hinchada de Nacional, como otros no se comportaron bien, los voy a castigar. Eso, como dirigente, no lo voy a hacer”.
¿Qué dice Danubio?
Si se llega a la determinación de darle los puntos a Nacional, el principal perjudicado sería Danubio, que es quien está peleando este título con los tricolores. Tras la suspensión del clásico, Oscar Curutchet, presidente de Danubio se manifestó así en su cuenta de twitter: “Tristeza y desazón, hoy perdió mucho más que el fútbol la delincuencia no pego en el corazón como sociedad. Se debe suspender el campeonato”.
La Republica
Si se llega a la determinación de darle los puntos a Nacional, el principal perjudicado sería Danubio, que es quien está peleando este título con los tricolores. Tras la suspensión del clásico, Oscar Curutchet, presidente de Danubio se manifestó así en su cuenta de twitter: “Tristeza y desazón, hoy perdió mucho más que el fútbol la delincuencia no pego en el corazón como sociedad. Se debe suspender el campeonato”.
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