El 21 de octubre de 2015, a las 4 y 29 de la tarde, Marty McFly emerge de un callejón sucio y oscuro que desemboca en la plaza principal de la ciudad de Hill Valley, California. Sorprendido y confundido, el joven viajero del tiempo procedente de 1985 mira a su alrededor, mientras pasan por su lado personas vestidas con ropas de colores brillantes con diseños psicodélicos, niños que recorren las veredas sobre patinetas flotantes y autos que salen de la autopista aérea para aterrizar contra las veredas.
Eso es en la ficción de la película Volver al futuro. "Nuestra" versión del 21 de octubre de 2015 es quizás más cercana tecnológicamente al 1985 del que parte McFly, considerando que los autos no vuelan, las patinetas voladoras por el momento son prototipos y la ropa es mucho menos extravagante y no se autoajusta. Y ni que hablar de que no es una moda usar los bolsillos hacia afuera.
De todos modos, sí hay cosas que la película predijo en 1989 mitad en broma, mitad en serio, y que en este 2015 en el que vivimos son parte de la vida cotidiana. La realidad virtual, las pantallas planas, las tabletas, las secuelas innecesarias para viejas películas de Hollywood (como la Tiburón 19 que se exhibe en el cine 3D de Volver al futuro) y una ola de nostalgia por los objetos y estética de las décadas de 1980 y 1990. EL OBSERVADOR
