La Fuerza Aérea mantiene en tierra a toda su flota de aviones de combate A-37B
a consecuencia del accidente que el viernes pasado involucrara a una aeronave
de ese modelo y se cobrara la vida de dos jóvenes aviadores.
El informe preliminar del accidente se conocerá en 48 horas,
informó el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, general del aire Alberto
Zanelli. Señaló, no obstante, que el estado en que quedó el A-37 hace muy
difícil la investigación.
Dos oficiales de la Fuerza Aérea perdieron la vida el
viernes al caer su aeronave durante un vuelo de entrenamiento cerca de la
localidad de Pueblo de Álvarez, en Durazno. El avión se estrelló y “se
desintegró completamente”.
Se trataba de un Cessna A-37 B “Dragonfly”, perteneciente al
escuadrón Aéreo Nº2 había partido de la
Brigada Aérea II de Santa Bernardina.
Estaba tripulado por el teniente 1º (Aviador) Diego Medeiros y el teniente 2º
(Aviador) Cristian Estevez. Las causas del siniestro aún no han sido
confirmadas.
El Cessna A-37B “Dragonfly” es una avión de ataque fabricado
por la empresa Cessna Aircraft Co. de Estados Unidos. Es un desarrollo del
avión de entrenamiento T-37 fabricado por la misma empresa. Comenzó a ser
fabricado a fines de los año 60 como parte de un pedido del Pentágono para
dotar a sus fuerzas en Vietnam de una aeronave ligera de ataque a tierra.
Desarrolla una velocidad de 816 kilómetros por hora y tiene una tripulación
de dos pilotos.
Los primeros A-37 incorporados por la FAU llegaron a Uruguay
a mediados de 1976.
Fue en marzo de 2004 cuando se registró el último
antecedente de un accidente con un avión de este modelo. En la ocasión
fallecieron los dos pilotos, uno de ellos era el jefe de la Brigada Aérea II de
Santa Bernardina, Durazno.
Caras&Caretas
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