La tasa de mortalidad infantil se ubicó en 6,6 cada 1.000 nacidos vivos en 2017 y representa un mínimo histórico para Uruguay. En 2016 la tasa había sido de 7,9, por lo que en el 2017 fallecieron 100 bebés menos que el año anterior. Si bien el número de 2016 había sido mayor al de 2015 (7,5), la tendencia en Uruguay es a la baja desde 1960. En el año 1990, por ejemplo, la tasa de mortalidad cada 1.000 nacidos vivos era de 20,6 mientras que en 2004 fue de 13,2, según los datos del Ministerio de Salud Pública.
"Nos gusta hablar de las tendencias que viene mostrando el país en los últimos años. Tenemos un número tan bajo de nacimientos que pequeñas variaciones del valor absoluto son grandes modificaciones en la tasa", explicó a El Observador la responsable del Programa Nacional de Salud de la Niñez, Claudia Romero.
Para explicar este descenso, Romero apuntó a la mejora en los cuidados durante el embarazo. La mortalidad infantil, que es la muerte de niños menores a un año, se divide en tres momentos. La mortalidad neonatal precoz son las muertes antes de los siete días de vida mientras que la neonatal tardía va desde los siete a los 28 días, y las posneonatal son las muertes entre los mayores de 28 días pero menores de un año.
En la mortalidad neonatal precoz fue que Uruguay mejoró sus números de forma más significativa. "El diagnóstico precoz de malformaciones congénitas permite generar una atención neonatal de mejor calidad y que el bebé nazca en el centro en el que va a recibir la mejor atención", explicó Romero y agregó que mejoraron tanto la cantidad como la calidad de las atenciones de las embarazadas. Este tipo de mortalidad, según Romero, es la más difícil de bajar.
Las malformaciones congénitas, una de las principales causas de la mortalidad infantil, puede ser detectada durante el embarazo por lo que es fundamental la atención durante esa etapa. Detectar malformaciones cuanto antes, permite brindar una atención de mejor calidad y en el lugar indicado para hacer ese tipo de alteraciones.
De todas formas, las principales causas de la mortalidad infantil siguen siendo las malformaciones y la prematurez. "Es el indicador más bajo de la historia del país, lo cual demuestra el resultado positivo de las políticas sociales y las mejoras del sistema sanitario", dijo el ministro de Salud Pública, Jorge Basso. "Aumenta el desafío y la responsabilidad por mantenerlo y seguir trabajando en políticas que tengan impacto en esa mortalidad", dijo Romero sobre el mínimo histórico.
Según explicó el ministro, en la atención de la mortalidad posneonatal es muy importante el impacto de las políticas socioeconómicas.
El Observador
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