El juez “no soltaba” el expediente y se quedó junto a la funcionaria a esperar el archivo.Así lo indica el auto de procesamiento donde se anuncia el pedido de un examen al magistrado para establecer sus llamativas actitudes.
El Dr. S. L. S. Juez de Paz de la Segunda Sección de Florida (Fray Marcos), se encontraba con licencia médica desde hace aproximadamente dos meses.
Dicha Sede Paz es contigua a la casa-habitación destinada para el titular de dicho Juzgado, que se comunica por una puerta interior con tranca botón, teniéndose acceso desde el domicilio a la Sede pero no a la inversa.
En estas condiciones y pese a gozar de licencia médica, el Sr. Juez concurría asiduamente a su Sede y revisaba la correspondencia que por las mañanas dejaba el correo por debajo de la puerta del Juzgado.
Así las cosas, uno de los sobres de papel manila que abrió, contenía un oficio policial, un sobre de nylon en cuyo interior se encontraba el billete apócrifo de $U 2.000, Serie B, Año 2015, Nº 22056304 y la respectiva Carpeta de Policía Científica (lucen en la IUE 264 065/2017).
Seguidamente, dejó las actuaciones en el lugar y se dirigió a su domicilio. En horas de la noche, el Magistrado llamó por teléfono al Funcionario receptor M. M., a quien le preguntó dónde se encontraba el expediente del billete apócrifo. Éste le respondió que en el canasto del despacho, aguardando al arribo de la Sra. Juez Subrogante, Dra. M. W.
La pregunta de L. llamó poderosamente la atención de M., quien trasladó el comentario a sus compañeros.
EN RED PAGOS Y OTRO BILLETE
Después de consultar, el juez retornó al Juzgado del cual es titular y se apoderó con sustracción del expediente en cuestión, al cual ya se le había dado costura a las actuaciones remitidas por Policía Científica.
El día martes 12 de los corrientes, L. concurrió al local de RedPagos en Fray Marcos en donde retiró del cajero la suma $ 1.000 y un ticket por otros $ 1000, solicitándole al cajero A. M. que se los cambiara por un billete de $ 2.000; circunstancia ésta que sorprendió comerciante y en definitiva le hizo entrega de un billete $ 2000.
Ese día el indagado concurrió dos o tres veces a la citada red de cobranza e hizo unos pagos, desconociéndose si hizo circular el billete apócrifo. Sin embargo, al depositar la recaudación de dicho local en el Banco República, al Sr. M. le ponen en conocimiento que había un billete falso, el que a la postre resultó ser nada menos que el que estaba originalmente en el expediente de su Sede.
Pero al ya no poseer el billete apócrifo, sacó una fotocopia a un billete de $ 2.000 que luego agregó al expediente en cuestión, simulando que era el primigenio billete apócrifo.
Sin embargo, no tuvo en consideración que la numeración y serie de los billetes no coincidían.
Así las cosas, los funcionarios de la Sede advierten que el expediente había desaparecido y se lo comunican a la Sra. Juez Subrogante, Dra. W. quien les solicita se comuniquen con L. a los efectos de que devuelva el expediente, siendo infructuosas las gestiones pues no lo ubican.
NO QUERÍA DEVOLVER
El día jueves 14 de los corrientes estando el funcionario R. en la Sede, ingresa el indagado y deja el expediente sobre el escritorio del compañero M., expresando: “aquí te dejo el expediente” al tiempo que solicitó que cuando llegara M., fuera a su casa que debían hablar.
Próximo a las 13:30 horas arriba M. y concurre al domicilio de L., quien le propone que archiven el expediente, porque iba a traer problemas, o que se lo dejaran para decretarlo él, el día Lunes a su reintegro. Ante semejante planteo, M. se deslinda de la propuesta y le manifiesta que hable con la Juez Subrogante.
Cuando se presenta la Dra. W., solicita la presencia de L. y éste se apersona en el despacho portando el expediente en cuestión. Tras conversar sobre el mismo, L. insiste con el archivo “(…) me dice ponelo para el archivo así queda acá”.
La magistrada señala que tuvo que decretar el archivo a los efectos de poder hacerse con el expediente, dado que L. “no lo soltaba” y que incluso se quedó junto a ella hasta que decretó el archivo y se lo llevó en mano al funcionario para que lo archivara.
Ya en la soledad del despacho, la Dra. W. comenzó a cuestionarse lo que había decretado y decidió dar cuenta de lo ocurrido a la suscrita.
Ante la gravedad de lo manifestado, la dicente le solicita se traslade a la ciudad de Florida a fin de tomarle declaración, arribando a la Sede Letrada conjuntamente con los funcionarios de la Sede de Paz.
LA MOTO
En otro orden de ideas, de la extensa indagatoria de autos, surge asimismo que el Dr. S. L. desde varios meses atrás se apropió de la moto de la Sede, perteneciente al Poder Judicial en beneficio propio.
Resulta que el birrodado, según se expresó en audiencia se encontraba en mal estado, no se utilizaba, por lo que se hizo entrega de la chapa matrícula a la Intendencia y se dio de baja al seguro.
En determinado momento L. le pregunta a uno de los funcionarios por las llaves del birrodado y decide llevarlo a arreglar a su costo a fin de ponerlo a funcionar. Y así fue. El Juez L. utiliza la moto del Poder Judicial para sus diligencias personales.
Cabe consignar que el indagado admitió su ilícito accionar únicamente respecto al delito de Peculado.
PERICIA PSIQUIÁTRICA
Finalmente, además de varios detalles que implican otros elementos del auto de procesamiento, la Dra. Annabel Gatto de Souza solicitó que se practíque la pericia psiquiátrica al encausado, cometiéndose la misma al Instituto Técnico Forense. Y de acuerdo además a la solicitud de la defensa.
Además, se solicita al facultativo se sirva informar sobre la personalidad del encausado, si reviste rasgos de labilidad, si advierte indicadores de baja tolerancia a la frustración y fallas en la adaptación a las normas sociales.
Oportunamente, se citará a audiencia al funcionario D.G., y al Psicólogo y Psiquiatra tratantes del prevenido, a los efectos solicitados por la Defensa.
FloridAdiariO
FloridAdiariO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario