Laura Paipó es maestra. A los 20 años comenzó con problemas
de baja visión. En ese momento le quedaba un año para terminar magisterio. Se
recibió, pero a los 35 años perdió totalmente la vista. Hizo una pausa en su
vida como docente y al poco tiempo continuó enseñando. Esta semana, asumió como
directora interina de la
Escuela Especial Nº 279 ubicada en Maroñas.
Paipó hizo el curso de dirección el año pasado y ahora
piensa concursar para ser directora efectiva. En la Escuela Especial
Nº 279 recibió a No toquen nada junto a los alumnos y maestras.
Emiliano Zecca: Contanos un poco cuándo empieza esta
historia del magisterio. Te quedaba un tiempo para terminar la carrera y
empezaron algunos problemas de baja visión, ¿qué pasó en ese momento de tu
vida?
Laura Piapó: Comenzó cuando estaba finalizando mi carrera de
magisterio, fue el último año de práctica que un día perdí el campo visual del
lado derecho. A pesar de que hubo un diagnóstico muy duro de esclerosis
múltiple, finalicé mi carrera. En aquel momento tuve apoyo de las autoridades.
Fui muy apoyada, a veces tenía que llegar tarde al
instituto, por exámenes, esto o lo otro; y a veces llegaba no en las mejores
condiciones, pero tuve mucho apoyo de las autoridades y compañeros. Así terminé
mi carrera en el año 81' me recibí y empecé a trabajar en forma inmediata.
Durante diez años fui una persona de baja visión, perdiendo visión durante ese
tiempo.
EZ: Tuviste que terminar tu carrera de magisterio
compatibilizándolo con los estudios que te hacían en ese momento.
LP: Durante ese tiempo también me evaluaba permanentemente
cada día qué era lo que veía.
EZ: ¿Cómo fue ese proceso para vos?
LP: Fue mucho más duro que lo que vino hoy, porque fueron
diez años de agonía, no sabía al otro día qué iba a ver. Me dormía viendo una
cosa y quizás al otro día me despertaba y ya perdía un campo visual periférico
o de arriba, derecho, izquierdo. Entonces, de repente pasaron muchos años y no
tuve empujes en la enfermedad, hasta que en el año 85' perdí mi primera vista.
EZ: ¿Cómo hiciste durante todo ese tiempo para dar clase,
para manejarte en el salón, con los niños?
LP: Me las ingeniaba. Hoy pienso en eso y me las ingeniaba
para corregir, me quedó una visión tubular, como quien ve a través de un tubo.
Y eso me permitía corregir y seguir adelante, movilizarme, aparte trabajaba
doble turno, de mañana en un colegio privado y en la tarde hacía suplencias en
escuelas públicas. Así fueron diez años de un lado para el otro con esa baja
visión y llevándola a cuestas.
EZ: Quedás ciega a los 32 años, a partir de ahí ¿hubo una
pausa en tu trabajo cómo maestra o cómo fue?
LP: Fue una dura pausa, sí. Yo siempre digo que en ese
momento no sabía qué me dolía más, si haber quedado ciega o no poder continuar
con mi trabajo, con mi vocación que es esto. Entonces tuve dos años de duelo,
justo coincidió mi ceguera con la maternidad, tengo una hija de 24 años hoy. Y
en aquel momento estuve dos años cambiando pañales y atendiendo a mi bebé.
Hasta que un día me enteré que había en esta escuela una compañera ciega, la
maestra Gabriela Barreiro que está acá, que la llamé y me dijo 'dale que se
necesitan maestras'. Esas palabras de mi compañera me dieron la fuerza para
comenzar rehabilitación.
EZ: ¿Empezaste rehabilitación primero en Tiburcio Cachón?
LP: Sí, comencé ahí en el año 94', en aquel momento estaba
de director el profesor Ángel Aguirre y la instructora Judith Migliaro, que
fueron un referente y lo son hasta el día de hoy en mi vida. En junio me
presenté a Primaria para preguntar cuáles eran los mecanismos que tenía que
empezara realizar para reingresar al organismo. Cuando me presento a educación
especial, hay una instructora muy especial valga la redundancia, le pregunté
qué tenía que hacer y ella me dijo 'nada', yo había ido acompañada, todavía no
me trasladaba sola en la calle y me dijo 'nada porque tu nunca dejaste de
pertenecer al organismo, sos una maestra y la primer suplencia que surja en el
área visual es tuya'. Y así fue. Yo le dije, 'mirá que todavía no terminé mi
rehabilitación y todavía no ando sola en la calle'. Ella me contestó 'a mí me
faltan tantas cosas por aprender y estoy acá'.
EZ: Y ahí tuviste que aprender, por ejemplo, el braille,
¿no? ¿Cómo fue el cambio en enseñar primero con baja visión y después cuando
perdiste la vista? ¿Cómo fue enseñar a los niños a partir de esa situación?
LP: Primero fue empezar a entrar en esto, que es el braille,
este nuevo mundo. Fue entrar de a poquito, empecé con el sistema braille y la
instrucción de orientación y movilidad del bastón para continuar con la
independencia que tenía, siempre fui una mujer muy independiente. Entonces eso
también duele mucho cuando la perdés. Y lograr eso otra vez, empezar a estudiar
braille, que me quedaba hasta altas horas de la noche cuando mi bebé se dormía,
y practicaba, escribía y leía, porque sabía que eso era lo que me iba a
permitir seguir con mi tarea de maestra. Cuando ingreso a la escuela especial,
que el lunes cumplí 21 años en esta escuela, el mismo día que asumí como
maestra directora, Gabriela mi compañera me ayudó muchísimo, la vi como era
trabajaba, y de a poquito con el braille, con los niños. Ese primer año tuve
niños de baja visión increíblemente, cuatro niños en un grupo de tercer año.
Pauté el pizarrón con un marcador en relieve para poder escribirle a ellos y
empecé a aprender, con cada niño y con cada momento, agradezco mucho a la vida
haber llegado acá.
EZ: Tú eras maestra de apoyo itinerante, ¿así es?
LP: Es cierto.
EZ: Y explicános un poco qué es ser maestra de apoyo
itinerante.
LP: Durante 16 años fui maestra de apoyo itinerante, que
nuestro rol es apoyar a los niños que tenemos incluidos es escuelas comunes.
Nuestra tarea es ir a la escuela, asesorar al maestro, preparar el material,
transcribir las lecturas del negro al braille, coordinar con técnicos si es
necesario, también somos un vínculo entre la escuela común y la familia.
EZ: Y en esto de la inclusión y de la movilidad, ¿cómo te
resultó la accesibilidad de la ciudad en el primer momento para movilizarte
para ir a las escuelas y cómo es hoy?
LP: La verdad que nunca tuve grandes problemas, pero sí a
veces cuesta caminar por veredas que están rotas, esperar un ómnibus que te
sigue de largo y no te para, esas cosas pasan como a todo el mundo. La gente
ahora, yo no sé si es que está más conscientizada, que hay una mayor
divulgación de lo que es la discapacidad, como que hay otra comunicación, otra
sensibilidad con la gente y encontrás de todo, como con todo en la vida,
encontrás gente que te ayuda y otra que no tanto.
EZ: Hoy tenés este desafío de la Dirección. El otro
día veía un comunicado que enviaba la
Unión de Ciegos del Uruguay, donde decía que tu asunción como
directora puede ser un hito muy importante para el camino de la inclusión
educativa a la que todos aspiramos. Y te pregunto a vos, ¿cómo llevás esa
mochila?
LP: Realmente no soy muy consciente de eso, lo que sí tengo
mucha consciencia del desafío que asumí y que lo acepté con responsabilidad y
como lo dije el otro día espero no defraudar a nadie. Porque si bien tengo una
responsabilidad muy grande con esta escuela, que me abrió las puertas, que me
dio la posibilidad de vivir otra vez, y con todos estos niños que tenemos acá y
por todos los que vendrán, llevo en mi la gran responsabilidad de representar
lo que es la discapacidad visual. Ojalá que como el Consejo de Educación
Inicial y Primaria está en su proceso hace mucho tiempo ya inclusivo y que
ahora aceptó docentes ciegas, y un compañero ciego que también tenemos acá, y
ahora una directora ciega que le da la oportunidad de ejercer, la confianza,
bueno que haya otros sistemas y organismos también, que se vea a la persona
como persona antes de verla con la discapacidad, porque ante todo somos
personas. Entonces dar la oportunidad, abrir puertas. Yo no me considero
ejemplo, pero quizás un referente para que la gente vea que sí podemos, que
somos capaces, que hacemos de nuestra discapacidad una fortaleza.
EZ: Me contabas que en este proceso también te acompaña tu
familia y en lo que puedas sentir, que tu esposo te decía que no te pongas esa
mochila, que estés tranquila, ¿Cómo ha sido el acompañamiento de tu familia en
estos días?
LP: Mi familia es mi respaldo, mi contención. Si llegué a
esto fue por mi hija y por mi esposo que me decían 'vos podés', me acompañan y
apoyan.
EZ: Te pido Laura que nos cuentes de los niños que vienen a
esta escuela, cómo es la demanda que tienen. Hoy Primaria tiene 80 escuelas
especiales en todo el país y según datos oficiales tienen la capacidad colmada.
LP: Los niños que tenemos en esta escuela son niños de baja
visión y alumnos ciegos, algunos con otros déficit asociados. Hay mucha
demanda, sobre todo en la parte de la baja visión, permanentemente están
llamando escuelas de la comunidad para pedir asistencia, porque acá cada 15
días funciona el servicio de oftalmología, si un maestro ve una alteración en
la visión del niño, al copiar o al leer, nos llama, agendamos y viene el niño
con su familia a hacer acá el diagnóstico. Hay demanda, verás que la escuela no
es muy grande, que tenemos los salones bastante completos.
EZ: Bien. ¿Cómo se trabaja en esta escuela? ¿Qué actividades
tienen los niños y qué particularidades tiene esta escuela?
LP: Los niños llegan a nuestra escuela a través de
camionetas contratadas por el CEIP, desayunan y cada uno va a su salón. Tenemos
la suerte de contar con la profesora de Educación Física y los miércoles nos
prestan una cancha en la zona donde los niños van con la profesora y maestros a
realizar actividades de cancha, educación física. Después tenemos taller de
informática, uno de polivalente y
musicografía braille.
EZ: Con los niños que tienen baja visión o son ciegos, se
trabaja en régimen mixto, esto que hablamos en las escuelas y demás. ¿Qué
impacto tiene para esos niños la convivencia con los niños de escuelas
normales, qué has visto vos en tu trabajo como maestra itinerante?
LP: Es muy importante la inclusión. Cuando evaluamos y vemos
la posibilidad de de incluir a un niño en una escuela común no lo dudamos,
empezamos la gestión desde la escuela como centro de recurso, creando los
vínculos necesarios con la escuela a donde el niño pertenece. Buscamos que la
escuela sea de su barrio con el fin de que el niño pueda compartir con amigos,
con sus pares, con sus propios familiares. Es algo muy enriquecedor, no solo
para el niño ciego o discapacitado que ingresa a la escuela, sino para toda la
escuela, porque la diversidad sensibiliza y enriquece, es mutuo. Cuando hay un
niño ciego incluido en una clase, esa clase se transforma, es algo mágico.
Tienen que hacer silencio, porque el compañero tiene que escribir en su
máquina, porque tiene que escuchar a la maestra que dicta, entonces se crea
todo una cosa. El niño es inclusor, es algo innato en el niño, a veces somos
los adultos los que somos un poco más prejuiciosos.
EZ: Decías que los compañeros aprenden que hay que escuchar
y que el compañero tiene que escuchar. Nosotros hoy llegamos temprano, vimos
que cuando los niños llegaban pusieron música del Cuarteto de Nos en la
entrada, los niños escuchan música. Me contabas que esto fue una idea tuya, que
la tomaste de alguien más. Contános por qué esta idea.
LP: Bueno esto empezó esta semana. Una compañera contó que
lo vivía en una escuela, entonces ahora estamos marcando los ritmos dentro de
la escuela con música. Se los recibe con música, después la música para la hora
de la higiene y almorzar, en el recreo también una música que la van a elegir
ellos y otra a la hora de la salida. La música va a marcar el ritmo de la
escuela.
EZ: ¿Cómo se trabaja con los niños que egresan de la escuela?
LP: A fines del año pasado, esto fue un tema que se
solucionó. Hubo niños que hicieron una prueba de acreditación para egresar,
pero realmente ya a fin de año surgieron los pases. Eso es muy importante, fue
un logro, que se obtuvo, o sea que el niño que egresa de la escuela especial ya
va con su pase. Desde el año 2008 contamos con el Centro de Recursos de
Secundaria, que desde el 2013 está mucho más fortalecido, porque tiene más
personal y se está trabajando muy bien. Hacemos las derivaciones inmediatamente
que el niño egresa de nuestra escuela. Tratamos de canalizar lo que es la
continuidad educativa con ellos, que son los que después se encargan de la
parte de apoyo a los niños que son incluidos en los liceos.
EZ: Nos contabas que en esta escuela hay alumnos que hoy son
algunos profesionales, licenciados en Comunicación, abogados, otros que
trabajan en el Banco República. ¿De qué depende eso en estos casos cuando es
difícil la inserción educativa o hay dificultades en secundaria?
LP: Hay algo que es fundamental en todo esto, desde el
inicio, que es el apoyo familiar. Si el alumno tiene un buen apoyo familiar el
niño puede continuar y después el joven. El apoyo familiar es la base, que
tenemos que cuidar, contener y trabajar juntos para que esto siga bien. Los
logros alcanzados por nuestros alumnos si hacemos una mirada son alumnos que
han sido apoyados desde el principio con sus familias.
Fuente: 180.com.uy