El Piraña había salido hace cuatro días de la cárcel de
Treinta y Tres con la suerte echada. Cuando intentaba huir a contramano en su
moto por la calle Washington Beltrán de Minas (Lavalleja) el viernes antes de
la medianoche, los homicidas lo interceptaron en la esquina de Gral. De la Llana , a cinco cuadras de la
plaza del centro de la ciudad, y lo ejecutaron de cuatro balazos.
Algunos familiares le dieron sepultura al día siguiente, en
el cementerio del Este, a la hora 18. En su tumba quedaba anoche una corona de
rosas marchitas. A la salida del cementerio –a cinco cuadras de allí– uno de
sus 13 hermanos, Pancho, iba hacia su casa en moto junto a su pareja cuando
recibió tres balazos, todos en la cabeza. Su acompañante resultó ilesa. El
Piraña tenía 26 años y varios antecedentes penales por hurto. Pancho tenía 35 y
había pasado 12 años en prisión, por varios delitos.
El jefe de Policía de Lavalleja, Leonardo Ruiz, planteó ayer
que los mataron sicarios que usaron “el mismo modus operandi” para los dos
homicidios. “El móvil del crimen no ha sido determinado”, dijo Ruiz ayer en
conferencia de prensa. Sin embargo, fuentes policiales informaron que se trató
de un ajuste de cuentas entre bandas rivales. El comunicado emitido por la Jefatura de Policía de
Lavalleja expresa que “no ha habido otros hechos delictivos, ni de amenazas,
que fueran denunciados ante la
Policía del departamento y que tengan relación con los hechos
que se investigan”.
Las pistas de la
Policía apuntan a una familia de delincuentes de Minas que ha
concentrado la venta de drogas. Los asesinos abandonaron la moto a varias
cuadras de distancia. La
Policía cuenta además con una pistola 9 milímetros y huellas
dactilares que son analizadas por Policía Científica.
La ruta del delito
El Piraña y Pancho dieron qué hablar en Minas desde niños.
El que no los convidaba con la merienda en los recreos de la escuela era
candidato a recibir represalias, recordaban ayer algunos compañeros de clase
mientras tomaban mate en la plaza del centro. De grandes, eligieron el camino
del delito. Algunos de sus hermanos están presos en el Comcar; otros lograron
escapar a esa lógica, trabajan y se ganan la vida con dignidad. “La familia no
tiene custodia policial”, pero “sí una vigilancia discreta”, informó el jefe de
Policía.
Ante la posibilidad de que la venganza llegue en las
próximas horas o en los próximos días, el jefe de Policía aseguró que “esto no
va a continuar”.
El domingo, la
Policía realizó más de 10 allanamientos. Hubo dos detenidos
que quedaron en libertad pero que continúan en calidad de indagados, y hay,
además, un detenido y dos requeridos, todos oriundos de Minas.
El segundo hermano acribillado no tuvo velatorio. Para
evitar que los familiares recibieran otro ataque, su cuerpo pasó directamente
de la morgue a un nicho cercano al de su hermano. No hay corona ni flores en su
tumba.
EL OBSERVADOR