domingo, 28 de diciembre de 2014

LUCAS SUGO, MAS DE 5 MINUTOS

"El éxito de mi carrera superó toda expectativa"

Sin perder la sencillez, el cantante de música tropical pionero en obtener un Disco de Platino, y devenido en un fenómeno en este 2014, vive la fama con calma y varios proyectos futuros.


La parrillada en un centro comercial de Rivera está repleta de brasileños. Ninguno sabe que entre ellos está sentado Lucas Sugo (36), uno de los uruguayos con mayor notoriedad este 2014, lo que resulta ideal para un almuerzo sin interrupciones. Recién a la hora de solicitar la cuenta, una moza se anima a pedirle una foto. En la mesa, Antonella, novia de Lucas, levanta la vista brevemente para saber si tendrá que oficiar de fotógrafa, pero como no es el caso, continúa enfrascada en la tortilla que tiene en el plato; ya está acostumbrada a que su pareja se saque cada día cientos de fotos.

A primera vista, Lucas y Antonella conforman una pareja normal del interior. Lo son: súper amables, simpáticos, dicharacheros, campechanos, ella más reservada, él más bromista. Pero lo cierto es que su rutina está lejos de ser corriente. Es que él es hoy, probablemente, el principal exponente de la música tropical en el país; un verdadero fenómeno forjado en las andas de más de dos décadas de trayectoria, aunque su explosión a nivel nacional haya ocurrido recién en el último año.
Su canción Cinco Minutos, que compuso en enero pasado,resultó providencial y fue casi un augurio del breve tiempo que le llevaría alcanzar la cima. "Yo quería tener un gran éxito, algo que aún no me había pasado, pero tenía su parte buena: en 2013 la gente pedía un tema de Lucas Sugo y no el tema. Se instalaba el artista y no una canción, lo que me permite pensar en una carrera de muchos años. Pero obvio que hay canciones que te abren puertas", reflexiona en su casa del campo riverense.
Y vaya si se las abrió. Cinco Minutos resultó la llave de Montevideo, el único rincón del país al que Lucas todavía no había logrado entrar. Un impulso inesperado se lo dio el futbolista Cristian "Cebolla" Rodríguez, quien en un festejo del Atlético de Madrid que fue televisado para miles de espectadores hizo sonar el tema. La canción empezó a rotar en los medios, pero sobre todo en las casas. Con ese envión, Sugo llenó cuatro Teatro Metro, con entradas agotadas tres semanas antes, y luego dos Teatro de Verano. Su álbum Sentimientos Encontrados obtuvo Disco de Oro y Platino, este último un galardón inédito para un cantante de música tropical, y está cerca del Doble Platino. Los tatuajes con sus iniciales o con su "Vida Mía" —frase que repite en sus composiciones— son moneda corriente. Regularmente le llegan por las redes sociales fotos de bebés bautizados con su nombre. En otras palabras, se volvió un tsunami que llegó a revolucionar las calmas aguas de la industria musical uruguaya.
Pero estos quince (o cinco) minutos de fama llevan mucho tiempo germinando. Basta repasar su historia. Lucas nació en Tacuarembó, pero con poco más de dos años se mudó con su madre a Rivera, donde ella haría sus primeras armas como maestra rural. Se crió entonces como hijo único —tiene un hermano mayor pero que pasó la infancia con los abuelos— de madre soltera. A su padre lo vio pocas veces y con esa rama de la familia no tuvo mucho contacto; se ríe al contar que ahora en las giras siempre se le presenta algún Sugo nuevo: "¡Yo soy tu primo!, me dicen. Y bueno, serás che, está todo bien".
Fue su mamá quien le enseñó a apreciar la música y le aportó un bagaje que incluía, sobre todo, canto popular, géneros brasileños y boleros. Así empezó a descubrir que quería ser cantante. Se paraba con un desodorante frente al espejo del baño e imitaba a intérpretes melódicos como Ricardo Montaner o Cristian Castro. Pero su ídolo era Luis Miguel. "Te lo digo ahora sin vergüenza, antes lo ocultaba: me gustaba a tal punto que tenía tres posters de él en mi cuarto, bien onda fanática femenina. Tenía las revistas, casettes; el primer disco original que me compré era suyo. Me cautivaban las grandes voces y éstas estaban en la música romántica", cuenta. Comenzó entonces a participar en concursos de canto, hasta que una orquesta en busca de voz principal le ofreció incorporarse. Lucas tenía apenas 14 años y su vida dio un vuelco. Con el permiso de menor firmado por su madre, empezó a trabajar en la noche cantando, en distintas bandas, música gaúcha y latina, covers en inglés, poca cumbia.
El siguiente mojón se dio en 2002; él ya contaba 24 cuando se le acercó Miguel Fernández, dueño del grupo de música tropical Sonido Profesional, el cual se había quedado sin cantante tras la partida de Mario Silva. La incorporación de Lucas fue un punto de inflexión. "Gracias a esa banda, mi voz se hizo conocida en todo el interior del país", recalca. Permaneció allí por una década y reafirma que los últimos dos años, 2011 y 2012, fueron especialmente importantes: "Teníamos el sitial de privilegio de ser la banda número uno de música tropical en Uruguay". Pero ese mismo éxito fue el que le reavivó las ganas de lanzarse como solista. "Era la voz del gurí con el desodorante que me decía: Ya está, loco, es ahora. Vamos a volar con alas propias".

SOLISTA.

En 2012 comunicó su decisión al grupo y, en buenos términos, resolvieron hacer la transición gradualmente. "Son los valores que me legó mi vieja; no me iba a ir de un día para el otro. Tengo la felicidad de decir que con mis compañeros está todo bien". Pero asumir el riesgo que se avecinaba no había sido fácil. "Yo estaba en la banda más importante del rubro, ganaba muy bien y estaba tranquilo. Mi única preocupación era cantar y cobrar", explica.
Sin embargo, en enero de 2013, tras una importante inversión en infraestructura y músicos, Lucas se lanzó como solista estrenando además roles de productor artístico, representante y empresario. Se la jugó entero y le salió bien. De inmediato sintió la aceptación en el interior: a los dos meses ya tenía vendida la agenda de todo el año. "Sentí un apoyo importante por parte del público, reflejado en las solicitudes en las radios, en los comentarios de las redes sociales y en los shows: si a un boliche iban 500 personas, cuando yo volvía iban 1.000 y después, 1.500. Fue un boom, sin falsa modestia. Superó toda expectativa".
La consolidación en el interior se dio de golpe: el público ya conocía su voz por Sonido Profesional, pero ahora esa voz tenía nombre propio. El debe entonces era Montevideo. "El 2013 me permitió ver que la movida había valido la pena, la inversión se iba recuperando, iban mermando las dosis de té de tilo (se ríe). Pero faltaba la capital. Yo estaba seguro de que iba a llegar, pero en un proceso que llevaría años".
Su hit Cinco Minutos acortó todos los tiempos. Siempre había escrito canciones, pero en sus inicios no era muy afecto a mostrarlas. "Me parecía que era muy meloso, de una cursilería machaza", admite. Pero ya en la época de la banda, así como agarró la guitarra exploró el universo de las letras. Cinco Minutos, cuyo video tiene más de dos millones de reproducciones en YouTube, versa sobre una madre que le habla a su hijo adicto, aunque la interpretación general suele estar lejos de ese mensaje.
Ahora, mientras Sugo ya tiene todos los sábados de 2015 con su presencia asegurada en shows y eventos, apunta al mercado internacional. Bajo el paraguas de Montevideo Music Group, editará un disco de música tropical pero también se embarcó en un proyecto más ambicioso: "Una producción de corte más latinoamericano, hacia las baladas, con otros colores musicales, con canciones mías y una nueva versión de Cinco Minutos", cuenta. También adelanta que hará gira por Argentina y Estados Unidos, pero enfatiza que "nunca" descuidará el interior. "Voy a estar siempre grabando canciones nuevas, porque soy hijo del interior y del Norte y sé que esa gente requiere constantemente temas nuevos", desliza al tiempo que confirma que en estos días lanzará su primer DVD oficial, que recopila lo vivido en el Teatro de Verano.
"Yo disfruto muchísimo este momento, pero con los pies bien plantados en la tierra. Mi madre era maestra y en los 80 ganaba chirolas: nunca pasamos necesidad pero teníamos dificultades. Soy consciente de lo que me está pasando, que es importante, es muy grande, pero sigo siendo el mismo. Quizás la ficha todavía no cayó. Tendría que salir de mí y mirarlo de afuera para ver el valor real de lo que está pasando. Va a caer con el tiempo. Voy a mirar atrás y decir: No lo puedo creer".

CLAROSCUROS DE LA FAMA

"Cuando estaba en Sonido Profesional había una aceptación muy linda y yo creía que estábamos muy arriba, pero nada que ver con lo que pasa ahora. Cambió muchísimo. Lo de ahora es increíble. Termino un show y paso hasta dos horas solo sacándome fotos. Lo podés remarcar porque nadie va a negarlo. Ya me han mostrado como 30 tatuajes que dicen Lucas Sugo o Vida mía. Una vez por semana me mandan la foto de un bebé que se llama Lucas Sugo por mí. Es un cariño de todas las generaciones, desde niños hasta abuelos. Pero no me abruma, me hace bien", cuenta el cantante sobre su relación con el público desde la explosión de su popularidad. No obstante, admite que la fama tiene claroscuros. La peor parte, dice, es el tiempo que le ha quitado para compartir con sus dos hijos. Florencia (12) y Lucas (9), fruto de su matrimonio anterior, viven en Paysandú. "Cuando nos separamos y mis hijos se mudaron fue el momento más difícil de mi vida en lo anímico. Luego me fui adaptando, los voy a ver siempre que puedo. Cada vez tengo menos tiempo y estoy más en debe. Y yo estoy totalmente enamorado de mis hijos, mal. Ahora en verano dejé un par de semanas libres para estar con ellos".

SUS COSAS

Olor de hogar

Las palabras "Vida Mía" talladas en madera dan la bienvenida a la chacra de Lucas Sugo, en Rivera, a donde se mudó recientemente desde la ciudad. "Me encanta el olor de la casa. Toda mi vida soñé con este entorno y pensé que nunca se iba a dar. Volver a casa es volver a uno".

La guitarra de mamá

"Tengo una guitarra que me regaló mamá, que me va a acompañar hasta el final de mi vida", cuenta el cantante, que luego de terminada la entrevista en su chacra, invita hasta la barbacoa para mostrar el viejo instrumento. Allí le armará un lugar especial. "Le tengo mucho afecto porque es el punto de partida de mi historia", justifica.

Ojos y fans

"No me había dado cuenta en ninguna etapa de mi vida pero ahora noto mucho los ojos que te miran cuando estás arriba del escenario. La mirada cómplice, que te apoya, es más importante que el aplauso. Yo interactúo mucho cuando canto, entonces los ojos son claves para mí", dice.
Nota DIARIO EL PAIS GABRIELA VAZ






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